LA CHINA SABOREA UN AVIVAMIENTO PODEROSO


Una ola de conversiones al cristianismo recorre China. Esta marea creciente ha llegado a ser una importante fuerza espiritual, que llena rápidamente el vacío moral que deja la desilusión con el comunismo, agrandado por la reciente moda del afán de enriquecimiento. En 1949, cuando la victoria de Mao Zedong puso fin a 150 años de preparación del terreno por parte de los misioneros occidentales, China tenía sólo 4 millones de cristianos. Ahora hay entre 50 y 70 millones. Muchos se convirtieron en los años 80, cuando Deng Xiaoping permitió un modesto grado de libertad. Pese a lo que Human Rights Watch llama una "vigilancia más extendida y estrecha sobre toda práctica religiosa" en los últimos cinco años, desde Tiananmen, sigue creciendo el número de cristianos.

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